Cuidar nuestro cuerpo es algo muy importante que hacemos todos los días, aunque a veces no lo notamos. Cuando nos lavamos las manos, nos cepillamos los dientes o nos bañamos, estamos haciendo algo que se llama higiene personal. La higiene es una forma de cuidar nuestra salud y de sentirnos bien con nosotros mismos. Es como darle cariño a nuestro cuerpo para que esté limpio, sano y feliz.
Para saber que es un hábito de higiene primero te explicare que es un hábito, como su nombre lo dice es una acción que se realiza exactamente por 21 días seguidos después de eso ya se puede convertir en un hábito porque ya es parte de la rutina.
Así como en la escuela es poner atención en casa es hacer el aseo, ya sea ayudar a tus papas o limpiar tu cuarto de mismo modo tenemos que tener el hábito de la higiene personal, esto significa hábitos como bañarse y así evitar que por haber jugado y corrido en la escuela o con tus amigos puedas oler un poco mal, también dentro de este hábito de la higiene.
Podemos poner el ejemplo de paco que es un niño de 8 años donde se le hizo el buen habito de a llegar de la escuela lavar su uniforme, hacer su tarea en un espacio limpio, y después de eso bañarse, lavarse los dientes y estar listo para el día siguiente ir a su escuela cómodo, limpio fresco, oliendo a su perfume que más le guste y sus amigos quieran seguir jugando con él.
Estos hábitos son importantes porque nos ayudan a evitar enfermedades, a cuidar nuestra piel, nuestros dientes y a mantenernos frescos. Además, cuando estamos limpios, nos sentimos más cómodos y seguros al estar con otras personas.
Tener buenos hábitos de higiene significa hacer ciertas cosas todos los días para estar limpios y evitar enfermedades. Nuestro cuerpo siempre está en contacto con cosas del mundo que no podemos ver, como el polvo, el sudor, los microbios y otras cositas que se quedan en la piel, en el pelo o en las manos. Aunque no las veamos, pueden hacernos daño si no tenemos cuidado, por eso es tan importante mantenernos limpios.
Una de las cosas más importantes que aprendemos desde pequeños es a lavarnos las manos. Nuestras manos tocan muchas cosas a lo largo del día: puertas, juguetes, libros, comida, incluso la tierra cuando jugamos. Y si no las lavamos bien, esos microbios pueden pasar a nuestro cuerpo cuando tocamos la cara, los ojos o cuando comemos.
Por eso, es muy necesario lavarse las manos antes de comer, después de ir al baño, después de jugar afuera y después de toser o estornudar. Se hace con agua y jabón, frotando bien entre los dedos, las uñas y las palmas. No basta con ponerlas bajo el agua; hay que tallar bien y enjuagar.
Otro hábito importante es bañarse todos los días. Cuando nos bañamos, quitamos el sudor, la mugre y las bacterias que se acumulan en la piel. Además, después de un baño, uno se siente fresco, relajado y con energía.
Hay que usar jabón para limpiar bien el cuerpo, y también debemos lavar el cabello con shampoo, para que esté limpio, suave y sin mal olor. Al salir del baño, secarse bien con una toalla también es parte del cuidado, sobre todo entre los dedos de los pies y otras partes del cuerpo que pueden quedarse húmedas.
También debemos cuidar nuestros dientes, porque si no los cepillamos pueden aparecer unas cositas llamadas caries, que hacen que los dientes se dañen y duelan. El cepillado se hace al menos dos veces al día, por la mañana y por la noche, usando pasta dental.
Hay que mover el cepillo con cuidado por todos los dientes, adelante, atrás y las muelas. También hay que cepillar la lengua para que el aliento esté fresco. Si lo hacemos todos los días, nuestros dientes se mantendrán sanos y fuertes, y nuestra sonrisa será hermosa.
No podemos olvidarnos de la ropa limpia. Cambiarse de ropa todos los días también forma parte de la higiene. Cuando usamos la misma ropa muchas veces sin lavarla, se llena de polvo, sudor y bacterias.
La ropa interior y los calcetines se deben cambiar diario, igual que la camiseta. Cuando usamos ropa limpia, nuestro cuerpo también se siente mejor. Además, oler bien hace que estar cerca de otras personas sea más agradable.
Otro hábito que a veces olvidamos es cortarnos las uñas. Las uñas largas pueden guardar mugre debajo, y si luego nos metemos los dedos a la boca o comemos, esos microbios pueden entrar al cuerpo. Por eso es bueno que mamá, papá o algún adulto de confianza nos ayude a cortarlas cuando están largas, para que se vean limpias y cuidadas.
Peinarse el cabello también es un hábito de higiene, pues al peinarnos todos los días, nuestro cabello se desenreda, se ve bonito y evitamos que se formen nudos o se acumule polvo. También ayuda a quitar piojitos si los hubiera, y si usamos un peine limpio, todo será más cómodo.
A veces, también debemos limpiar nuestra nariz, sobre todo cuando está mocosa. Podemos usar un pañuelo para hacerlo con cuidado y luego tirarlo a la basura. Nunca debemos usar la manga de la ropa ni frotarnos con la mano. Después de sonarnos, también hay que lavarse las manos.
Cuidar la higiene personal no es solo por uno mismo, también es por los demás. Cuando estamos limpios, ayudamos a que las personas que nos rodean también estén sanas.
Si vamos sucios o llevamos microbios en las manos o en la ropa, podemos hacer que otros se enfermen. Por eso, mantenernos limpios es una forma de mostrar respeto y cariño por los demás.
En la escuela, también es importante tener buenos hábitos. Guardar bien nuestras cosas, no tirar basura, lavarnos las manos antes de comer nuestro almuerzo y cuidar nuestros útiles, también es parte de la higiene. Cuando nuestro espacio está limpio, es más fácil aprender y sentirnos bien.
Los hábitos de higiene también nos ayudan a sentirnos seguros. Cuando estamos limpios, olemos bien, nuestra ropa está ordenada y nuestros dientes brillan, nos sentimos mejor con nosotros mismos. Esto hace que tengamos más confianza para hablar con otras personas, jugar, participar en clase o conocer nuevos amigos.
Los niños y niñas pueden aprender a cuidar su higiene poco a poco al principio, quizá necesiten ayuda para bañarse, cepillarse los dientes o cortar las uñas, pero con el tiempo, se van volviendo responsables y lo hacen por sí mismos. Aprender a cuidar de uno mismo es una manera de crecer con salud y alegría.
En casa, también se pueden hacer rutinas para no olvidar estas cosas. Tener horarios para bañarse, para lavarse los dientes, para cambiarse de ropa, hace que los hábitos se vuelvan parte del día a día. Si todos en casa lo hacen, es más fácil aprender. Papá, mamá o los hermanos mayores también pueden dar el ejemplo.
Además, hablar de higiene no debe ser algo aburrido. Puede ser divertido si lo vemos como un juego. Hacer burbujas con el jabón, usar cepillos de colores o tener una toalla favorita puede hacer que todo sea más alegre. Cantar mientras nos lavamos las manos o inventar canciones para cepillarse los dientes puede hacer que el momento sea especial.
Tener buenos hábitos de higiene es una forma de querernos. Cuando cuidamos nuestro cuerpo, le estamos diciendo que lo valoramos. Es como decirle a nuestro cuerpo: “Gracias por ayudarme a correr, jugar, pensar y aprender. Te voy a cuidar bien.” Y cuando nuestro cuerpo está limpio y sano, puede hacer todas esas cosas de manera más fácil.
Así que, cada vez que laves tus manos, te cepilles los dientes, uses ropa limpia o te peines, recuerda que estás haciendo algo muy bueno por ti. Es una forma de crecer fuerte, saludable y feliz.
Tener buena salud no solo se trata de no enfermarnos, también significa sentirnos fuertes, con energía, felices y listos para aprender y jugar. Para lograr esto, necesitamos tener ciertos hábitos que nos ayuden a cuidar nuestro cuerpo todos los días. Estos hábitos son como pequeños superpoderes que usamos para crecer sanos y contentos.
Uno de los hábitos más importantes es hacer ejercicio. Cuando corremos, brincamos, bailamos o jugamos al aire libre, nuestro cuerpo se pone en movimiento. Eso hace que nuestros huesos y músculos se hagan fuertes, que nuestro corazón trabaje mejor y que tengamos más energía.
El ejercicio también nos hace sentir felices porque nuestro cerebro produce una sustancia que se llama endorfina, y esa sustancia nos da alegría. No se necesita ir a un gimnasio para hacer ejercicio, basta con salir a jugar un rato, andar en bicicleta, brincar la cuerda o bailar nuestra canción favorita.
Otro hábito que ayuda mucho es hacer nuestros deberes en casa. Cuando ayudamos a recoger nuestros juguetes, a poner la mesa o a guardar nuestra ropa, estamos aprendiendo a ser responsables. También es una forma de mover nuestro cuerpo, mantener la casa ordenada y sentirnos parte de la familia. Hacer tareas pequeñas todos los días nos enseña que todos podemos ayudar, sin importar la edad.
Algo muy importante para cuidar nuestra salud es la alimentación. Nuestro cuerpo necesita alimentos buenos que le den energía, fuerza y protección. Las frutas y las verduras son como vitaminas que entran a nuestro cuerpo para cuidarlo por dentro.
Comer una manzana, una zanahoria, unas uvas o una ensalada de colores, es como darle a nuestro cuerpo un abrazo de cariño. Además, hay muchos sabores ricos y naturales en estos alimentos, y si los comemos todos los días, nuestro cuerpo se mantendrá más sano y fuerte para crecer bien.
También es necesario tener horarios para dormir temprano. Cuando dormimos bien, nuestro cuerpo descansa, el cerebro guarda todo lo que aprendimos en el día, y nos preparamos para tener más energía al día siguiente. Dormir es como recargar una batería.
Si no descansamos lo suficiente, podemos sentirnos cansados, de mal humor o distraídos. Por eso, es importante ir a la cama a una hora fija, cerrar los ojos y dejar que el sueño nos lleve a un descanso tranquilo y profundo.
Todos estos hábitos como mover nuestro cuerpo, ayudar en casa, comer bien y dormir temprano nos ayudan a crecer sanos, felices y con muchas ganas de aprender. Al principio puede parecer difícil hacer todo al mismo tiempo, pero con el apoyo de la familia y haciendo pequeños cambios cada día, se vuelve algo fácil y divertido.
Cuando cuidamos de nuestra salud todos los días, estamos diciendo: “Mi cuerpo es muy importante, y quiero que esté bien.” Con estos hábitos, podemos disfrutar de la escuela, jugar con nuestros amigos, reír mucho y sentirnos bien cada día.